En el experimento se hicieron dos grupos de voluntarios, el grupo A vio
durante 15 minutos videos de humor, y el grupo B programas aburridos. A
continuación, los miembros de ambos grupos fueron expuestos a una
prueba de dolor consistente en la colocación de una bolsa de hielo sujeta a un brazo para ver cuánto tiempo podían soportar el dolor. El tipo de risa también influye, ya que tiene que ser una carcajada y no basta la simple sonrisa.
Con este experimento se quería buscar la posible relación entre la generación de carcajadas y su consecuente liberación de endorfinas, con el aumento del umbral de dolor, y el resultado fue que se soporta hasta un 10% más de dolor. Curiosamente
también funcionó cuando un grupo de voluntarios fue sentado delante del
televisor 15 minutos sin reirse ni una sola vez, por lo que habría que
abrir otra linea de investigación sobre el efecto analgésico de la
televisión.Entonces, si las endorfinas estimulan los centros de placer del cerebro creando situaciones satisfactorias que contribuyen a eliminar el malestar y disminuir las sensaciones dolorosas, además de provocar una sensación de euforia, modular el apetito, liberar hormonas sexuales, y fortalecer la respuesta inmune, nos vendría bien fomentar la liberación de estas sustancias haciendo deporte, riéndonos, manteniendo relaciones afectivas, y otras actividades lúdicas gratificantes. Por algo se le llama la hormona de la felicidad.
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