El psicoanálisis puede ser definido como un método o técnica de tratamiento psicoterapéutico basado en la explicación del inconsciente a través de la asociación libre. A diferencia de los métodos que se basan en ejercicios, entrenamiento o aprendizaje, como las técnicas conductuales, o de las explicaciones en el plano cognitivo, el psicoanálisis se cuenta entre las técnicas de descubrimiento o revelación que intentan que el paciente logre una comprensión profunda de las circunstancias, generalmente inconscientes, que han dado origen a sus afecciones, o son la causa de sus sufrimientos o malestares psíquicos.
Según
Sigmund Freud, su creador, la mente se concibe como un espacio donde
las ideas se mueven entre la conciencia y el inconsciente, pero esta idea es muy
controvertida en psicología, de hecho, y a pesar de que sus ideas esenciales
“están presente en todas la corrientes de pensamiento sobre los sentimientos y
la conducta humana” (Gay, 1989), su influencia ha sido menor en la psicología académica, que estudia desde
un punto científico la conducta humana, pasándola por alto e incluso
rechazándola. Ha sido objeto de duras críticas por su falta de rigor, por ser
un concepto anacrónico (en desacuerdo con el época actual) e ineficaz. El
psicoanálisis es considerado una pseudociencia,
y se le critica que sus teorías e hipótesis carecen de apoyo empírico, como por ejemplo, el complejo de Edipo, el complejo
de la castración, la envidia del
pene o la pulsión de muerte.
Para Freud “la abundancia de observaciones fiables” en los que basaba sus
teorías eran sus propios casos clínicos.
La
propia International Psychoanalytical Association, I.P.A, fundada por el
propio Freud y que en la actualidad acredita y regula el ejercicio del
psicoanálisis en todo el mundo, publicó en 1999 un trabajo en que se revisan
los principales casos clínicos documentados y estudios sobre la eficacia del
psicoanálisis, reconociendo que estos estudios no pueden demostrar de manera
inequívoca que el psicoanálisis sea efectivo en relación a un placebo activo u
otras formas de terapia.
Pero
esto era hasta ahora, un estudio realizado en 2010, por el psicólogo
Michael C. Anderson, de la
Universidad de St. Andrews de Escocia concluye que podría tener razón Freud en lo referente a la existencia del inconsciente.
El estudio se basó en lo que éste denominó supresión,
que es la represión de forma voluntaria de pensamientos, emociones o fantasías
indeseadas en la conciencia, y que quedarían en el inconsciente (reprimidos).
Un grupo de voluntarios tuvo que memorizar 48 pares de palabras, para después
recordarlas, o bien, evitar que entraran en su pensamiento consciente, mientras
estaban conectados al escáner. Las
imágenes de éste mostraron que existe mayor actividad cerebral cuando se trata
de suprimir un recuerdo que cuando se trata de recordarlo, quedaba
constancia de que el fenómeno de la supresión, propio del psicoanálisis, dejaba un
rastro en el cerebro y podía observarse mediante las técnicas de
neuroimagen. ¿Podría tener el cerebro una zona destinada al inconsciente? si esto fuera así, ¡enhorabuena Sigmund!
Neurociencia: disciplina que estudia la estructura y función
química, farmacológica y patológica del sistema nervioso, y de cómo los
diferentes elementos del sistema nervioso interactúan y dan origen a la
conducta. Su unión con la psicología
conforma la Neurociencia Cognitiva.
Foto: "La paranoia de Narciso" de Salvador Dalí, gran admirador de Freud.
Sígueme en twitter: @el_homosapiens
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