A finales de los años 40, el investigador Adelbert Ames diseñó una serie de ilusiones visuales con el objetivo de demostrar cómo la mente construye hipótesis sobre la profundidad. Este investigador es fundador de la corriente psicológica denominada transaccionismo. Para Ames la persona ejerce un papel activo en el proceso perceptivo ya que percibe el entorno y lo interpreta en función de su experiencia con el ambiente. Cuando aparece algún conflicto perceptivo, que contradice la experiencia perceptiva, la persona "dialoga" con el entorno y reajusta su experiencia ambiental. Según el transaccionismo: El mundo que cada uno conoce es un mundo en gran medida creado a partir de la experiencia propia que se adquiere al interactuar con el ambiente. La consecuencia es que los juicios perceptivos que la persona se forma del entorno son altamente subjetivos. El mundo que percibimos es un mundo creado por nosotros mismos a través de nuestras experiencias y transacción ambiental, y es un
No creas todo lo que piensas