Los celos hacen
referencia a la emoción que surge
ante la sospecha real o imaginaria
de amenaza a una relación que consideramos valiosa.
Los celos se han
explicado desde dos perspectivas, la
evolucionista, según la cual son mecanismos adaptativos para garantizar la
reproducción y la propagación de los genes. Así, para los hombres la principal amenaza es que la
mujer tenga hijos con otro hombre, disminuyendo su eficacia reproductiva, por
lo que la amenaza es sexual, más que sentimental. Para las mujeres, el peligro
es que su hombre se implique emocionalmente en una relación que ponga en
peligro la superviviencia de su descendencia al abandonar la familia, los celos
en ellas son dados principalmente ante una infidelidad emocional, más que
sexual.
Desde la perspectiva cultural los celos existen
en función de las normas sociales existentes en cada cultura y depende del proceso de socialización que adquieren
hombre y mujeres, y que son diferentes en ambos: para los hombres el que una mujer
mantenga relaciones sexuales con otra persona es porque está vinculada
emocionalmente con ella, pero no al contrario, siendo la infidelidad sexual la que provocaría principalmente los celos. En
la mujeres, si un hombre es infiel emocionalmente también lo será sexualmente,
pero no al revés, percibiendo más celos en una infidelidad emocional.
Estas dos tendencias
son la misma cosa, desde distintos puntos de vista, ya que la socialización es
consecuencia de la evolución a lo largo de la historia del hombre (y la mujer),
la cultura ha regulado estas normas.
En un estudio
de García Leiva, Gómez Jacinto y Canto
en 2009, realizado para comprobar las diferencias entre ambos sexos en las
situaciones desencadenantes de los celos, se analizó, por un lado, estas
diferencias según el tipo de infidelidad, y por otro, el proceso de comparación
social en los celos. En el análisis intervinieron 122 hombres y 250 mujeres,
que respondieron ante una hipotética infidelidad de su pareja (infidelidad
emocional e infidelidad sexual) con un supuesto rival y a un cuestionario sobre
ciertos aspectos de su relación de pareja.
El resultando fue que las mujeres sentían los celos con más intensidad, la tendencia en los hombres era manifestar una preocupación
menor por la infidelidad emocional, pero sentían amenazada su autoestima por la
infidelidad sexual, y una mayor sensación de peligro para la continuidad de la
relación por parte de las mujeres ante la infidelidad emocional. Estos
resultados sugieren que los celos son probables que ocurran en respuesta a la amenaza de un rival que es superior a
la persona celosa en aspectos que son importantes para su autoconcepto. Aquellas
personas que dan más importancia a la actividad sexual se verían más afectadas
por la infidelidad sexual y aquellas otras que les dan más importancia a los
aspectos emocionales de la relación se verían más afectadas por la infidelidad
emocional, independientemente de que sean hombres o mujeres.
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