El estrés es una respuesta adaptativa a las demandas de nuestro entorno que, en principio, evaluamos como amenazantes, movilizando nuestros recursos fisiológicos y psicológicos. En principio, es bueno y necesario, por ejemplo, preocuparse por un examen puede hacer que dediquemos todo nuestro esfuerzo y atención al estudio de una asignatura. Pero esta activación extra no debe producirse en exceso, sino en su justa medida. Cuando nos exponemos a situaciones muy estresantes, o a aquellas que aunque no lo sean, no disponemos de recursos para afrontarla, entonces el puede afectar a nuestra salud y bienestar. El psicólogo Francisco Javier Labrador propuso en 1994 el decálogo contra el estrés: 1.Cambiar la forma en que percibimos las demandas del medio. 2.Hacer ejercicio físico regularmente. 3.Descansar bien. 4.Aprender habilidades sociales y de relación. 5.Integrarse en grupos sociales como asociaciones, clubes, ONGs,... 6.Reducir todo lo posible las demandas excepcionales del medio, evitar