La psicología se ha ocupado poco de las emociones positivas, y en general de los aspectos positivos del funcionamiento humano, hasta hace pocas décadas se ha enfocado más hacia el estudio de los aspectos negativos -de ahí la denominación de psicología positiva- como los trastornos mentales. Esto se ha podido deber a que ha habido pocas investigaciones para averiguar para qué sirven las emociones positivas y los procesos positivos en general. En cuanto a las emociones negativas, se cree que su finalidad es la de disminuir repertorios de conducta (para así permitir la huida o la lucha eficaz ante un estertor). Las positivas servirían para ampliar y construir repertorios de pensamiento. Por ejemplo, la alegría permite explorar situaciones nuevas, jugar, tener relaciones más abiertas con otras personas, alentar el crecimiento de recursos intelectuales, emocionales e interpersonales. Están menos ligadas a acciones concretas, como ocurre con las emociones negativas, pero facilitan la puesta