El temor a contraer la COVID-19, el aislamiento en casa, la reducción de nuestras relaciones sociales y la incertidumbre pueden ser el origen del desarrollo de sentimientos de miedo, ansiedad, tristeza, pensamientos suicidas, baja motivación, mayor consumo de tabaco y alcohol y puede afectar a diez millones de españoles. Es lo que ha vaticinado el Consejo General de Psicología de España en 2020.L
La situación actual de la pandemia también está repercutiendo en el ámbito laboral, con muchos trabajadores inmersos en expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE), otros muchos han perdido directamente el trabajo, o tienen pésimas perspectivas de trabajo futuro. La inseguridad laboral, la pérdida económica y el desempleo también afectan o van a afectar a su salud mental a muchas personas.
El ámbito laboral sanitario está siendo especialmente afectado, hay una sobrecarga emocional ante la exposición a tantísimos enfermos y fallecimientos, que afectan al rendimiento laboral y personal. 9 de cada 10 profesionales considera necesaria la atención psicológica en sus centros de trabajo.
El proyecto IMPACTCOVID-19 está analizando los efectos en la salud mental en 16 países de sudamérica, incluido España. Y lo está haciendo en la población tanto sanitaria como no sanitaria, así como en la población general.
Algunos resultados de este estudio son los siguientes:
En la primera fase de la pandemia se hayan tasas de distrés psicológico en el 86% de los profesionales sanitarios, 65,1% en los trabajadores no sanitarios, frente al 71,98% en el conjunto de la población. Este distrés psicológico es mayor en las mujeres y los más jóvenes.
Se ha estudiado el llamado sentido de la coherencia (SOC), entendido como la capacidad de las personas para percibir una situación estresante como comprensible, manejable y significativa, lo que les permite utilizar sus recursos para afrontrarla de forma eficaz. Así, se han asociados niveles bajos de SOC en sanitarios con niveles altos de angustia psicológica y la presencia de síntomas de COVID-19. Esto también se ha visto en los trabajadores no sanitarios. Niveles bajos de SOC y de engagement laboral (estado de salud mental positivo y satisfactorio relacionado con el trabajo), han demostrado ser factores protectores ante la presencia de distrés, ayudando en el afrontamiento de esta complicada situación. Entre las variables que predicen el distrés psicológico en los trabajadores no sanitarios encontramos ser mujer, tener una vivienda interior, una mala percepción de salud durante los últimos 14 días, el número de síntomas, haber estado en contacto con personas o material contaminado y ser trabajador autónomo.
En cuanto a las vías de información recibidas en la pandemia y sus efectos para la salud mental, han comprobado que las redes sociales ocupan el primer lugar con un 77,5%, seguidas de la televisión, 58% y de las webs de sociedades científicas, 48,8%. El tiempo informándose y su nivel de conocimiento se asoció al nivel de distrés, existiendo mayor confianza en los profesionales sanitarios que en el sistema sanitario, y siendo la principal preocupación de los trabajaban fuera de casa el contagiar a familiares.
El estudio concluye que es necesario proveer de recursos para ayudar al colectivo laboral, sea del ámbito que sea, además de los enfermos y familiares.
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