Diario de una desconexión. Verano 2019.
DETOX: Abreviatura en inglés de DESINTOXICACIÓN.
DIGITAL: Digital, cualquier contenido en formato informático no tangible como por ejemplo en papel.
EXTREME: Extremo, radical.
Es decir, una desintoxicación de lo digital en una forma o de una manera radical o extrema. Si una persona se siente enganchada o adicta a las redes sociales, el Whatsapp, y otras aplicaciones similares, una de las soluciones es reducir las horas de su uso. Al ser radical en este caso, sería la interrupción de la actividad digital de manera brusca, de un día para otro.
DIGITAL: Digital, cualquier contenido en formato informático no tangible como por ejemplo en papel.
EXTREME: Extremo, radical.
Es decir, una desintoxicación de lo digital en una forma o de una manera radical o extrema. Si una persona se siente enganchada o adicta a las redes sociales, el Whatsapp, y otras aplicaciones similares, una de las soluciones es reducir las horas de su uso. Al ser radical en este caso, sería la interrupción de la actividad digital de manera brusca, de un día para otro.
Esta es la idea básicamente. Dejar de usar las redes sociales, y las apps a las que estamos pendiente minuto a minuto de nuestro día de forma brusca. Aprovechando un viaje voy a desconectarme digitalmente y vamos a ver qué ocurre, que siento, qué emociones surgen, que tiempo libre tengo y en qué lo voy a gastar ahora. 1 semana de desconexión cuyos resultados a priori desconozco y que iré contando poco a poco,... después de la conexión, claro.
Día 1. Desconecto todas las notificaciones de apps, correo electrónico, redes sociales, excepto las llamadas entrantes. Después de la desconexión, ya en las primeras horas se siente de un gran vacío. Se empieza a echar en falta las compulsivas comprobaciones en el móvil: notificaciones de correo y redes sociales principalmente.
Como estoy de vacaciones, surgen momentos para captarlo con la cámara y quizás compartirlo, en algún grupo de WhatsApp de amigos, pero me contengo. No hago nada, si acaso la foto, pero solo con la idea de tener un recuerdo del momento.
Uso el tiempo que gastaba en las redes en leer otras cosas, como por ejemplo un libro, aunque me cuesta concentrarme durante un rato en una lectura "constante" .
La principal sensación es que me falta algo, claro, tengo el hábito de las comprobaciones al bolsillo muy arraigadas, e intento sustituirlas por otras.
Al final del día pienso en todo lo que me habré perdido. Pero me acuesto y duermo bien 😅😅. Día 2. Al haber menos notificaciones se usa menos también el móvil, y por lo tanto baja la necesidad compulsiva de comprobar notificaciones. Persiste la idea de compartir fotos, cambiando la perspectiva de hacer fotos para que los demás lo vean (que se hace para compartir lo bien que lo estamos pasando, no por narcisismo puro), pero va decayendo este impulso. Días 3 y 4. el uso del móvil se reduce a leer alguna noticia o ver el tiempo metereológico, durante ratos bastante largos ni se usa ni se le echa de menos. Día 5. Aunque parezca mentira, olvido las redes sociales y su necesidad de compartir eventos, cambia mi apreciación hacia ellas, te das cuenta que no tiene sentido volcar lo que hacemos, por muy bien que esté, en las redes, más que nada porque tampoco cuando se hacía daba lugar a un aumento de las relaciones con los demás, ya que se limitaban casi en su totalidad a me gustas, no generando conversaciones interesantes. Día 6. He notado que 15 minutos que podría usar en navegar por las redes sociales valen para mucho: leer varios artículos de prensa, organizar mi agenda un poco mejor, etc. Me doy cuenta de que realmente hacer scroll en las redes sociales para ver esas supuestas noticias a las que voluntariamente me he suscrito o seguido porque me parecían interesantes, no es nada productivo, desde el punto de vista de lo que me aporta: ni participo de las actualizaciones de los amigos, ni me sirven de nada sus actualizaciones. Día 7. Liberado de la necesidad de conexión digital, por la noche me vuelvo a instalar Whatsapp, con más de 500 mensajes, la verdad es que ninguno es interesante, ni me he perdido nada. Cuando alguien quiere hablar contigo o decirte algo interesante, lo va a hacer por teléfono, y si no responde a sus mensajes de Whatsapp, te va a llamar. Conclusiones:-Estar pendiente a las redes sociales aporta poco, según esta experiencia personal que he tenido. Su uso continuado lleva a un impulso por comprobar actualizaciones de los demás, cuando lo más práctico es visitar esos sitios en internet como blogs, o incluso tiendas, para ver algo en concreto.-Estar en el momento presente, con lo que se está haciendo, es lo verdaderamente importante, disfrutar el momento, es decir, lo que es, en gran medida, el mindfulness.
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